En fechas pasadas analizamos el sistema de ataque 4-0 -si no lo has leído, lo puedes leer pinchando aqui. Ahora es el momento de continuar con el análisis del sistema ofensivo 3-1.
En este artículo, mi intención es darle un toque personal y cercano a este análisis, aportando particularidades y pautas que utilizo yo como entrenador en mis equipos. Considero que en el análisis sobre el juego de cuatro nos quedamos demasiado en la superficie y podría haber sido más atractivo de esta forma.
Los cortes utilizados para las explicaciones son de partidos de mi equipo esta temporada, el Obispo Perelló de la categoría Senior Preferente Grupo 2 de Madrid, con ese fin de dotar de cercanía al artículo y que quede demostrado que todo lo que se propone se trabaja y el jugador es capaz de llevarlo a cabo en situaciones de partido.
Primero definiremos el sistema 3-1 como:
«El sistema ofensivo de 4 jugadores que consiste en disponer a los jugadores en ataque con una primera línea de 3 jugadores y una referencia ofensiva más adelantada aportando profundidad, el pívot».
Hay entrenadores que diferencian entre 3-1 y 1-2-1 en función de si los dos alas se encuentran adelantados respecto a la altura del cierre, pero aquí no vamos a diferenciar entre los dos ya que los entendemos como un mismo sistema.
Para comenzar, consideramos fundamental la altura a la que se está desarrollando nuestro juego de ataque, entendiendo como altura la zona de la pista en la que se encuentra nuestro jugador poseedor del balón, porque definirá en gran medida cuál es nuestra intención ofensiva.
Esto es clave ya que en función de la intención táctica de nuestro juego los jugadores deberán desarrollar nuestra ofensiva utilizando determinados fundamentos y movimientos y no otros.
Como en todos los deportes de equipo, existen 3 intenciones tácticas ofensivas, que son: conservar el móvil -en este caso el balón-, progresar con el móvil y buscar finalización, y en el caso contrario, las intenciones tácticas de las defensas rivales serán las contrarias: robar el móvil, evitar la progresión y por último evitar la finalización.
Es muy importante que los jugadores sean capaces de entender esto ya que las intenciones tácticas van siempre de la mano, es decir, si puedo finalizar, finalizo, si no puedo finalizar, progreso y si no puedo progresar conservo el balón, y por eso las herramientas que utilizarán y los movimientos no serán los mismos si queremos conservar el balón que si estamos en una situación de finalización, y cuanto antes comprendan esto, antes entenderán qué está ocurriendo en el juego y qué necesita el equipo en cada momento.
En nuestro modelo, entendemos que la diferencia entre que nuestra intención sea conservar o progresar depende de la presión al balón y si éste puede ir hacia adelante en el siguiente pase, y por ello le damos mucha importancia a la orientación corporal, ya sea siendo posible receptor de un pase, en las conducciones o en los controles, siendo siempre capaces de ver la portería rival y no la nuestra.
Por tanto, cuando el rival nos presione, si el balón está apretado y el jugador con balón está mal apretado, nuestra intención será la de conservar, y, por el contrario, si estamos bien orientados nuestra intención será la de progresar, aunque el balón esté apretado.
En el siguiente vídeo se puede apreciar cómo tras el saque del portero no podemos progresar a través de una paralela corta porque el jugador con balón recibe mal orientado y no lo percibe, por lo que la intención es conservar el balón, pero avanza la jugada y cuando el siguiente jugador recibe bien orientado, inmediatamente trata de progresar, aunque su pase salga fuera de banda.
Respecto al momento en que nuestra intención pasa de ser la de progresar a ser la de finalizar, tenemos 3 pautas claras:
– Si alrededor de los últimos 15 metros el ala fija a su par con balón para buscar el 1×1. En ese caso el equipo se reorganiza con 1 jugador dando balance y el pívot y el ala contraria deben ocupar el espacio central cerca de la frontal del área y el segundo palo, en función del lugar que ocupasen cuando el jugador encaró a su par. En el vídeo podemos ver cómo al interpretar el ala contraria que hay espacio para fijar 1×1 debe atacar el espacio central, aunque al estar el jugador a pierna natural después le ofrece la paralela para facilitar la finalización y pívot 2ºpalo.
– Si avanzamos con una dualidad -u otra conexión como puede ser una diagonal tras giro de los 3 jugadores en elaboración- en el lado contrario al pívot.
– Una vez conectemos con el pívot de 15 metros en adelante.
Y hasta aquí la primera parte de este artículo que en próximas entregas seguiremos desarrollando.
- Técnico Deportivo Superior Nivel 3 en Fútbol Sala
- Estudiante CCAFYD en Universidad Autónoma de Madrid
- Actualmente entrenador Preferente Obispo Perelló