Antes de todo, debe haber una explicación del por qué de este artículo y desde que visión está escrito. Me llamo Pepe Alemany y tengo 22 años. Actualmente militó en el filial del Palma Futsal. Mi pasión  no es solo jugar, ya que ejerzo de entrenador desde los 16 años y he podido estar cerca de todas las categorías base. Comencé a entrenar a niños de 4 y 5 años, para acabar con un equipo Cadete en Getafe. Esto me permite tener una visión tanto de jugador como de entrenador.

Aquí vamos a poder tratar por encima los tipos de entrenadores/líderes que hay, los jugadores y sus realidades, los roles en el equipo, como divido yo el entreno en tres fases y, por último, una pequeña conclusión.

Tipos de entrenadores

No todos los jugadores somos iguales. Eso para empezar. Apenas con 22 años he podido tratar con más de 10 entrenadores. Todos diferentes en su forma de entrenar y de transmitir. Puedo decir que ninguno me ha tratado de la misma forma. Con unos tuve más confianza, con otros empezó habiendo roces y lo hay que han pasado sin pena ni gloria.

Para poder hablar de las necesidades de un jugador, debemos primero analizar los tipos de entrador que nos podemos encontrar. No hay ninguno mejor ni peor:

El primero podríamos catalogarlo como autoritario. Ellos toman las decisiones, eligen los objetivos, cuentan poco con nuestra opinión e incluso pueden llegar a humillarnos con tal de sacarnos nuestro máximo rendimiento.

El segundo tipo de entrenador es el democrático. Deja que opinemos, el consenso le ayuda a tomar decisiones y  nosotros nos responsabilizamos de las medidas que se adoptan. De este tipo de entrenador he tenido más a lo largo de mi vida deportiva, que le gusta consultarnos diferentes opciones y elegir la que más convenga al grupo.

Por último, tenemos al entrenador laiseez-faire. Le gusta que nos autogestionemos. La motivación viene implícita por nuestra pasión al deporte. No le gusta intervenir mucho, sino que su rol es más de observador y a partir de ahí toma decisiones.

La pregunta surge cuando nos paramos a pensar qué estilo de entrenador es el mejor para nosotros. Como he dicho antes, ninguno. Depende del grupo de jugadores, y este siempre es heterogéneo. Lo más normal es que tengáis características de los tres tipos de entrenadores.

El jugador, una realidad diferente

Es muy difícil tenernos contentos a todos porque cada uno vivimos una realidad diferente. Hay equipos que tienen realidades extremas. Jugadores que se levantan y solo tienen que pensar en entrenar y otro que haciendo dos carreras y levantándose a las seis de la mañana cada día y que pasando las tardes en la biblioteca y, cuando llega la noche tiene que competir en igualdad de condiciones que el que se levantó a las diez, se dio una ducha con agua fría para encontrarse mejor y se fue a entrenar a las ocho de la tarde.

En este caso como jugador, si tengo todo el día libre no tengo excusa de motivación, puesto que mi única responsabilidad es entrenar. La pregunta es si soy el jugador que llega directo de un examen al entreno, tengo otro al día siguiente y mi la cabeza está en mil cosas, voy a tener la misma motivación. Puede ser que sí, pero no todos los días. Habrá días que preferiría no entrenar y meterme a las 9 en la cama. En ese caso, es el entrenador que debe sacar lo mejor de nosotros. Las tareas de activación son muy importantes para que si venimos sobresaturados desconectemos de nuestra realidad y conectemos con el entreno.

El rol del jugador, motivación continua a corto plazo

Para tenernos centrados debéis dejarnos claro cuál es nuestro rol. No estoy hablando de minutos, ya que eso a lo largo de una temporada es volátil. Defino el rol de un  jugador como las capacidades que le han hecho estar en el equipo esa temporada. Ese rol tiene que ser potenciado. En mi caso es defensivo, de comunicación, liderazgo y, con balón, debo dar velocidad y movilidad al juego. A partir de ahí tengo que trabajar para ser el mejor en ello. Por mis características, si mi entrenador no me deja claro mi rol y yo no lo analizo, puedo pasarme el día jugándome balones en banda de 1×1 y perderlos todos. No conocer mi rol en el equipo no solo puede hacerme perder minutos, sino frustrarme y dejar de disfrutar. Todos los detalles influyen en la motivación.

El entrenador debe motivarnos con objetivos a corto plazo. Cómo menciona Oriol Mercadé, psicólogo deportivo y psicólogo del Catgas Energía desde 2010, la palabra clave cuando hablamos de objetivos es SMART:

Hay jugadores que se obsesionan con su falta de gol, su poca contundencia en defensa, etc. Esto objetivos deben servir para acabar con esa obcecación. También pueden servir para sacar a algún jugador de su zona de confort o hacerle mejor en su rol.

Las fases del entreno

En mi opinión, y como entrenador, dividido el entreno en tres fases. La primera la llamo preimpacto. Empieza en el momento que acaba el partido de la semana anterior. Analizo lo que ha sucedido, cosas a mejorar, jugadores fuera de su rol, jugadores desmotivados, cuántos jugadores tengo para el entreno de la semana que viene, que quiero mejorar, etc. Todo esto lo englobaría en la palabra análisis. El preimpacto no acaba aquí. He aprendido este año de Oscar Tesías, entrenador del División de Honor Juvenil del Palma Futsal, como el jugador puede sentirse más apreciado con un simple análisis de su realidad y, a su vez, el entrenador puede recibir feedback escrito de cómo se encuentran sus jugadores.

Además del típico pesaje que se realiza en los clubes antes y después del entreno, Óscar añadió una tabla con distintas variables que influyen en la realidad del jugador. Entre ellas se encontraban el estrés, las horas de sueño, cansancio, etc. Los jugadores se autoevaluaban antes de empezar.

Como jugador, debo recomendar métodos de este estilo porque permite en un espacio muy breve de tiempo tener feedback sobre nosotros, sobre todo de aquellos que tienen más dificultades para expresarse y hablar con el entrenador.

La segunda parte del entreno es la fase de impacto. Nosotros debemos sentirnos importantes a partir de las evaluaciones del entrenador. Ahora bien, en mi opinión, como entrenador lo más importante para cumplir con los objetivos es que haya una evaluación formativa interactiva durante la sesión. Los ajustes de aprendizaje bien sean de entrada, salida, emocionales o de organización pueden darnos un plus a la hora de competir. Por ejemplo, que la información sea clara, que en las tareas vayan jugadores más afines o ir individualmente a hablar con un jugador porque lo ves desmotivado.

En esta segunda fase, queremos ver a un entrenador que sabe lo qué hace y cómo lo hace. Queremos un entrenador que transmita seguridad, pero con el que se puedan consultar dudas.

La última fase es tan importante como las dos primeras y muy pocos entrenadores la tienen en cuenta. Recibe el nombre de postimpacto. Aquí recuperamos la hoja de Óscar de la que hablamos en la fase de preimpacto. La hoja os puede decir mucho más de uno de nosotros que el propio entreno. Muchas veces os va a dar información de por qué un jugador ha estado extraordinario o apático. Os permitirá contextualizar.

Esta fase os da tiempo para poder hablar con el grupo o con algún jugador en especial, que quieres corregir o simplemente motivar. Estas charlas, que parecen muy normales, son de las que más valoramos. Como entrenador te puedes ir a casa, pero después de estar dos horas de entrenamiento, estas 5 o 10 minutos más para hacer mejor a tu jugador. Ahora, si eres entrenador, párate a pensar si yo como jugador se que inviertes tiempo que ni te pagan, ni tendrías porque hacer, que pierdes de estar con tu familia o hacer otras cosas. Si a tu jugador le apasiona este deporte, le habrás aportado un plus de felicidad que puede influir en grandes cosas en el próximo entreno.

Conclusión

Como jugadores vamos a convivir con muchos entrenadores, como entrenadores vais a convivir con aún más jugadores. Todos son diferentes y es tarea difícil, casi imposible, sacar el máximo rendimiento a todos nosotros.

Todo lo anterior no quita que el entrenador es parte fundamental en el proceso de aprendizaje del jugador, y viceversa.

Lo más importante es formar vínculos y objetivos que sirvan para que el equipo reme en una única dirección y el ambiente sea bueno. Como dice el título, entrenador y jugador, pueden formar el tándem perfecto.

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